diferencias y cuándo usar cada opción
Tener la vivienda domotizada, es algo cada vez más frecuente. Tenemos muchas opciones disponibles y esto permite controlar los aparatos de forma remota, a través de la voz, automatizar tareas, etc. También podemos encontrar sensores de movimiento, los cuales puedes repartir por diferentes lugares de la casa, así como la opción de usar temporizadores, que es un clásico en las luces domésticas, en determinados lugares de la casa. Pero, ¿qué diferencias hay exactamente y cuándo usar cada una?
Te vamos a hablar de ello en este artículo. En primer lugar, vamos a explicar cuáles son las diferencias entre sensores de movimiento y temporizadores. También te hablaremos de cuándo deberías utilizar cada opción y así aprovechar al máximo cada dispositivo.
En qué se diferencian
Si hablamos de los sensores de movimiento, son dispositivos que utilizan infrarrojos o tecnología de radar capaz de detectar presencia en una zona. Por ejemplo, si hay alguien en una habitación. Esto sirve para encender luces al entrar en un pasillo, habitación, etc. Pero también activan otros dispositivos o sistemas de seguridad.
Por otra parte, están los temporizadores. Se pueden activar por uso, como puede ser al pulsar un botón, por ejemplo, pero también programarlos y que se inicien y apaguen a cierta hora, como puede ser un temporizador para el riego automático, luces que se enciendan cuando se hace de noche y se apaguen con la salida del sol, etc.
Como ves, hay diferencias claras, y es que uno de ellos va a detectar la presencia en un lugar, pero el otro va a necesitar programar el encendido o activarlo al pulsar un botón. Los sensores de movimiento domotizados, no necesitan ningún tipo de interacción, sino que simplemente se activan al detectar presencia. Los temporizadores, sí necesitan que hagas algo previamente, ya sea pulsar un botón o programarlo para que se apague en un momento dado.
Cuándo usar cada uno
Entonces, ¿cuándo deberías utilizar cada uno? Si empezamos por los sensores de movimiento, pueden ser útiles en determinadas zonas de la vivienda, como un garaje, un pasillo o la propia puerta de entrada. Allí puedes poner luces que se activen solas cuando entras en ese lugar, sin que tengas que hacer nada más. Zonas por las que puedes pasar continuamente, son un buen ejemplo.
En cambio, deberías elegir temporizadores cuando quieres tener el control total, sin depender de si hay presencia o no. Por ejemplo, una luz que quieras encender manualmente y que, después, se apague sola pasado un tiempo, independientemente de si estás o no en una habitación, pasillo o cualquier lugar.
Uno de los problemas de los sensores de movimiento es que, mientras estén activos, van a funcionar siempre que detecten movimiento. No importa si has entrado simplemente un momento y no quieres que se encienda la luz o incluso si se trata de un falso positivo, ya sea por alguna mascota, el aire o cualquier cosa que provoque que detecte movimiento. Esto lo evitas con los temporizadores que tienes que activar manualmente para que se encienda.